El mercadito de servifruta cerrado en el barrio de las Rosas, Madrid

El mercadito que cerró y la lección que nadie quiso escuchar

Paseas por el barrio de Las Rosas, en Madrid. Ves las persianas bajadas, los grafitis frescos, el cartel que aún intenta recordar lo que fue: “El Mercadito de Servifruta.”

Y piensas: otra tienda más que no aguantó.

Pero no fue por falta de ganas. Ni de madrugones. Ni de ilusión.
Fue por falta de información.

Porque el entusiasmo abre persianas, pero los datos las mantienen arriba.

A unos metros, casi pared con pared, hay un supermercado con nombre conocido. Buena fachada, clientela fija, precios ajustados y un estudio detrás que sabe qué vende, a quién y por qué.
Ellos no improvisaron.
Ellos midieron antes de moverse.

Y es aquí donde muchos emprendedores fallan: creen que abrir un negocio es cuestión de corazón. Pero es también cuestión de cabeza.

El dueño de ese mercadito seguramente pensó:
“En el barrio no hay fruterías, la gente comprará aquí.”
Pero lo que no sabía es que sí las había… solo que la gente ya compraba toda la fruta junto con el pan, el café y el detergente en el supermercado de al lado.

Competir contra eso sin conocer el mercado es como entrar a un ring con los ojos vendados.

No se trata de tener fe, sino de tener datos.
De saber si tu cliente está ahí, cuánto está dispuesto a pagar y qué espera recibir.
De entender si en tu calle hace falta otra frutería… o una tienda que venda algo distinto.

Por eso nació ANFEMAR.
Para que ningún emprendedor vuelva a perder dinero por falta de información.
Para que antes de alquilar un local, pintar la pared y poner la caja registradora, sepas si hay mercado o no.

No vendemos promesas.
Vendemos claridad.
En 48 o 72 horas sabrás si tu idea tiene futuro o necesita un giro.

Porque abrir sin datos es apostar.
Y abrir con datos… es invertir.

Evita un cierre con grafiti incluido

Regresar al blog